miércoles, julio 22, 2009

Día 720, miércoles

Se despertó con la débil intensión de ponerse de pie, ensayar una tonta excusa y cruzar el campamento hasta la incómoda carpa donde Willy lo esperaría ansioso con su termo lleno de café y su juego de naipes. Sin embargo, Takeshi sabía que era una idea absurda: la silla donde se encontraba sentado era mucho más cómoda que el suelo de la carpa donde llevaba meses pernoctando.

miércoles, julio 15, 2009

Día 713, martes

Takeshi recordó que era invierno. La plaza del centro de Lima se encontraba cubierta por un manto de neblina transparente. Eso lo podía notar muy bien, porque se encontraba lejos, encima de todo, en el último piso de un edificio en el Jirón de la Unión. La música que sonaba en aquel bar le resultaba molesta, pero aún así bebía y pretendía estar contento. A su costado, el editor de internacionales del diario donde trabajaba se reía y celebraba con otro editor la nueva plaga que se extendía por el mundo. A Takeshi todo esto le parecía estremecedor. ¿Qué tenía de graciosa la muerte, el dolor, la angustia y todo lo que viene con ese paquete que es nuestra existencia? Se lo hizo saber al editor de internacionales. ¿Qué tenía de gracioso la epidemia? El editor de internacionales ensayó una venia y le dijo: todo, lo tiene todo de gracioso. Takeshi se enfadó. La gripe aviar no tiene nada de gracioso, le espetó. ¿Que mucha gente está muriendo? Mucha gente ha muerto siempre, le refrendó el otro editor. Entérate. Miles de personas mueren aquí mismo de gripe. Lo que hace noticia no es la muerte en sí. Ni siquiera la nueva enfermedad. La noticia sirve para llenar un vacío en la página diaria que tenemos que publicar todos los días para poder sentarnos aquí y reírnos cínicamente de lo que todavía no nos pasa a nosotros. No hace falta ninguna ciencia para darnos cuenta de eso, Takeshi.